14 de abril de 2009

EL PRECIPICIO

“Recién entrada su adolescencia, decidió independizarse.
(…)
Descubrió que su nueva casa estaba situada junto a un colosal barranco cuyo fondo era completamente negro. Todos los días, cuando salía de la casa, tenía que bordearlo.
(…)
Al principio no le importaba tenerlo a la vista. A veces incluso jugueteaba en el borde del precipicio. Pero con los años empezó a temerlo. Llegó a tenerle tanto miedo que muchas veces pasaba junto a él de espaldas para no mirarlo.
(…)
Se le ocurrió primero montar una pequeña valla. Cuando bordeaba el acantilado, siempre se aguantaba, con prudencia, en la cerca. Un día muy lluvioso el suelo en el que se asentaba la pequeña barrera se convirtió en barro. La valla cayó al abismo.
(…)
En otra ocasión construyó una tapia. Era considerablemente alta, dura y gruesa. Se apoyaba tranquilamente en ella cuando bordeaba el acantilado. Un día muy lluvioso un camión se salió de la carretera y se empotró contra el muro. La mayoría de los fragmentos que salieron despedidos de la pared con el impacto cayeron al abismo.
(…)
Pese a todos los esfuerzos por evitar el enorme precipicio, un día acabó cayendo al vacío.”

Extracto de El Precipicio, de Marv